Manuel Martín, coreógrafo y bailarín independiente.
Manuel Martín, Manu para los amigos, tiene una larga trayectoria en danza con la peculiaridad de haber sabido crear puentes uniendo la danza “de la calle” el Breaking (Break dance) con la danza contemporánea.
Coreógrafo y bailarín independiente en el año 2014 se traslada a Cantabria donde sigue desarrollando su carrera profesional. Actualmente entre Italia y España, nos acercamos a Manu para saber como ha sido esto de unir, de crear puentes entre mundos aparentemente lejanos como la “danza de la calle” y la danza contemporánea.
.
¿Cual es tu visión del Breaking dentro de la sociedad hoy en día?
El breaking hoy en día se ha renovado y yo creo que va a ser una herramienta muy útil y valiosa para los próximos años.
El breaking en la sociedad actual se reconoce pero no se conoce, en estos últimos años ha tomado fuerza a través de la línea del deporte pero no olvidemos que es el baile de la cultura hip hop. A finales de los ’60 nace este movimiento creado por niñas y niños para contar algo importante al mundo, ahora en 2024 el breaking es un deporte olímpico, es un baile extendido en el mundo, forma parte de toda una cultura artística que reivindica celebrar y mostrar la relación de la humanidad con las artes, aporta valores importantes en las sociedades: multicultural, reafirmar la posibilidad de crear y mostrar la personalidad de cada individuo que lo practica, es una práctica cotidiana que te lleva a un alto nivel físico, creativo y emocional ,tiene su propio espacio para exponerlo ante la sociedad, genera una familia en todas sus diferentes formas y lo más importante para mí es que no tiene edad ni género.
¿Como fue para ti el paso desde el Breaking hacia la danza contemporánea?
Conocí el breaking por el graffiti comencé a practicarlo, conocí una compañía de danza híbrida por el Breaking, dirigida por Dani Pannullo, empecé a investigar.
Viajé a Nueva York con ganas de conocer el origen del hip hop y toda su cultura y me encontré con la danza contemporánea y el contac improvisación, regresé a Madrid buscando esta nueva danza y acabe haciendo las pruebas en un conservatorio superior de Danza esto me permitió conocer en profundidad este movimiento, entré en relación con las coreógrafas y coreógrafos de ese momento y pude trabajar en proyectos maravillosos.
Ahora mi trabajo se centra en la danza pero mi disciplina de base el breaking, es a la vez mi herramienta más preciada y y mi canalizador de la creatividad. Trabajo en la compañía Antonio Ruz ( Madrid) y la cia italiana Zerogrammi (Torino), además de freelance en otros proyectos y como núcleo de todo este mundo de movimiento, en mi propia compañía junto a Rebeca García en Mymadder.
Hoy has conseguido unir estos dos lenguajes y parece algo natural en ti. ¿ Piensas que las danzas de la calle son una buena entrada hacia el universo de la danza?
Creo que ahí caminos distintos para llegar al mismo lugar, en mi caso me he dado cuenta que comencé (con el Breaking) un trabajo libre y creativo esto me permitió explorar mi cuerpo y todas sus posibilidades y paralelamente poder exponer ante las compañeras y compañeros esas habilidades que personalmente descubrí, sin sentirme juzgado. Después conocí el mundo académico que me permitió tener conocimientos históricos, artísticos y anatómicos, ahora continuo formándome en experiencias, en prácticas y poniendo al servicio de un público un imaginario propio, dialogando entre el breaking y danza contemporáneo encuentro el lenguaje para contar en este momento histórico social y lo que me inquieta.
Creo que las niñas y los niños deberían comenzar con un juego como es el breaking, investigar, reafirmarse y en un momento dado que tengan interés, formándose en otras técnicas como la danza contemporánea, el ballet, el folklore, el Contact improvisación, el krumping… o cualquier disciplina que les genere interés, para entonces decidir enfocar su carrera en el movimiento y habrán tenido la información y las herramientas suficientes para sentirse fuertes en esta decisión.
Aunque ya eres uno más de esta comunidad cántabra de danza ¿como fue tu percepción de esta comunidad cuando llegaste por primera vez? ¿en que dirías que ha cambiado desde entonces?
A Cantabria llegué en 2014 y me pareció que faltaba todo por hacer quizás, se ha plantado desde entonces junto a un grupo reducido de personas que se encontró en el mismo pensamiento y deseo, ahora es un huerto que ya tiene diferentes, frutos y hortalizas pero todavía faltan árboles que den a este terreno consistencia y sombra para que siga produciendo.
La continuidad y la forma de hacerlo es clave es un huerto con mucho trabajo pero hay condiciones óptimas, hay que saber aprovechar los recursos y hay que dotarlo de recursos y ahí hay que generar colaboraciones y alianzas con las entidades.
Tú trabajas mucho en Italia ¿qué diferencias notas entre la comunidad de danza italiana y la española?
La relación con Italia me ha hecho ver la gran calidad que hay en España en la danza que genera y en las propuestas de mediación y relación con su público. Italia ha sabido articular todo el discurso con su público y las entidades para tener circuitos en cada ciudad, en cada villa y cubrir la demanda de la sociedad.
En España queda un poco de ese camino pero se está haciendo un trabajo envidiable.
Manu ¿por qué bailar hoy en día?
Bailar por bailar, las niñas y los niños no se preguntan, sienten como les empuja la vibración de la música y representan eso en su cuerpo , sin etiquetas, sin asociaciones más que aún imaginario del momento presente que tienen.
Creo que por eso bailar se dice que nos hace libres.