Rebeca García Celdrán, intérprete, pedagoga, creadora, y gestora
Graduada en coreografía de danza contemporánea por el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, en 2012 crea, junto a Manuel Martín, la compañía MYMADDER, MOVIMIENTO Y CREACION y convierten este proyecto en su principal ámbito de investigación creativa.
Actualmente sigue desarrollando proyectos para introducir la danza en nuevos tejidos sociales de la comunidad.
En el año 2016 nace Movimiento en Red y tú fuiste uno de los motores que hizo esto posible, ¿qué te llevó a ello?
Aquel año, yo llevaba cuatro años en Cantabria percibiendo que éramos un grupo de personas las que desarrollábamos proyectos de manera individual. Elsa María Pérez nos dejó caer a Marc Torrents y a mí la idea de crear una asociación desde la que desarrollar todos esos proyectos.
Ahí comenzaron todas las conversaciones sobre qué objetivos nos interesaban de forma común. Recuerdo que introducir la danza en la sociedad cántabra y generar público eran dos objetivos muy claros. Se decidió que yo fuese la presidenta y eso me hizo a mí la cara visible de este proyecto en aquel momento, pero como ya he dicho, Marc Torrents, Tomás Herrero, Manuel Martín y más personas amantes de la danza aportaron tiempo e ideas a ese momento inicial.
Movimiento en Red quería ser una nueva entidad que nos abarcase a todas las personas que trabajábamos en la danza con un interés que fuese más allá del festival de fin de curso, más allá de formar futuras bailarinas.
Desde entonces hasta ahora, ¿qué destacarías del desarrollo de la danza en Cantabria?
Que la danza ha salido del ambiento pedagógico de las escuelas y sus festivales de fin de curso y, por fin, hay más ámbitos en torno a los que generar un discurso y eso es oxigenante. Que exista una realidad y un discurso en torno a la creación, aunque esté formado por un número pequeño de compañías, es algo que ha cambiado mucho desde el 2012.
Has creado la obra Allende el origen y Allende las mañanas en las que integras bailarines profesionales con gente amateur. ¿Qué destacarías de esta experiencia? ¿qué te han enseñado los amateurs sobre la danza y el bailar?
Bueno, yo estas distinciones las hago sobre papel para vender el proyecto o el producto a personas que intuyo que no tienen el conocimiento o la sensibilidad de mirada que yo tengo puesto que llevo toda la vida trabajando con cuerpos desde la sensibilidad. A mí los cuerpos me fascinan y lo que me produce fascinación es ver su grado de compromiso con ellos mismos, no su grado de experiencia. En ocasiones, la experiencia ayuda a alcanzar este nivel de compromiso, sí, pero guiar a los cuerpos con los que trabajo a involucrarse al máximo con la propuesta que llevo al estudio es mi trabajo, mi responsabilidad. Cuando yo hago bien mi trabajo, me encuentro realmente con los cuerpos y esto es una experiencia única, gratificante y adictiva. Y nada tiene que ver con que sean bailarines profesionales o gente amateur.
Acabamos de finalizar la VIII edición de LA RED un proyecto de Movimiento en Red que lideras y gestionas. La RED pretende dar visibilidad a los creadores emergentes de danza contemporánea y apoyarlos. ¿Cómo ves a las nuevas generaciones de creadores?
Yo no siento que existan nuevas generaciones de creadores en Cantabria. Leo “nuevas generaciones de creadores” e imagino hordas de nuevas creadoras formándose diariamente en Cantabria. Esto no pasa con la danza contemporánea, ni con la creación. Ojalá. Al no existir instituciones públicas dedicadas a la danza: conservatorio, casa de la danza, una asociación con un local propio… la danza contemporánea emergente se desarrolla en Cantabria al libre albedrío con personas puntuales que están estudiando fuera y te cuentan que algún día, si deciden volver a Cantabria, estarán muy agradecidas con el trabajo que se ha ido desarrollando. La danza contemporánea en Cantabria se desarrolla también porque tiene muy buena acogida en la sociedad y hay muchas personas que han hecho de la danza contemporánea parte de su vida, involucrándose en todas las clases, talleres y actividades en las que puedan participar. A mí se me hace un panorama demasiado frágil como para hablar de nuevas generaciones de creadores. Por otro lado, creo que este panorama ya sólo va a crecer, aunque sea poco a poco. Hace 5 años sacábamos una convocatoria de La Reunión En Danza y pensábamos “madre mía, como no haya ninguna propuesta, esto va a ser un desastre”. Ese era el panorama. Ahora sabemos que eso no va a pasar.
Después de ver el recorrido de Movimiento en Red durante este tiempo y como estamos en época de deseos, ¿qué deseo pedirías para el futuro de Movimiento en Red?
Creo que los miembros fundadores tenemos que estar satisfechas de haber optado por una fórmula de proyecto que no nos perteneciese, un proyecto que, tras nacer, haya podido crecer de formas que yo ni imaginaba que pudiese hacerlo.
Lo que más deseo ahora mismo es que Movimiento en Red sea escuchado y tenido en cuenta por las instituciones porque Movimiento en Red, las artistas de la danza y la sociedad en general nos lo merecemos. Deseo un diálogo en el que las instituciones puedan escuchar los mayores inconvenientes a la hora de crear en esta región y entiendan que tienen en su mano ahorrar a sus agentes artísticos mucha energía que puede ser empleada en el acto creativo.
Y a ti ¿qué te mueve?
Crear me proporciona un espacio de honestidad conmigo misma. En muchas ocasiones es un espacio en el que descubro deshonestidad conmigo misma. Esta deshonestidad me incomoda, el proceso de creación me incomoda y tengo que seguir ahí, soportando esa incomodidad hasta que soy capaz de encontrarle sentido al proceso en el que me encuentro. Muchas veces este encuentro pasa por desechar materiales, quitar capas y simplificar, para darme de bruces con la honestidad que me hace sentir que esa creación me pertenece, que por fin la puedo habitar, que, por fin, ese proceso cobra sentido. Ese momento es maravilloso. Llegar a él es tortuoso, pero siento que me cuenta muchas cosas de mí misma que si no me perdería.