Entrevista en El Diario Montañes el 19 de junio 2020 a Yolanda González Sobrado, bailarina y coreógrafa cántabra, a raiz del taller online ‘Mi experiencia con un genio’ organizado por Movimiento en Red.
ROSA M. RUIZ. SANTANDER. 19.06.2020
En el mundo de la danza española y el flamenco, la palabra de la santanderina Yolanda González Sobrado es ley. La bailarina y coreógrafa se ha ganado el prestigio de su profesión en los escenarios, que tuvo la suerte de compartir durante muchos años con Antonio Gades.
También formó parte del Ballet Español Rafael Aguilar, la Compañía Manuela Vargas, el Ballet José Greco, la Compañía Cristina Hoyos o la de Cristina Pages si bien es el primero de ellos el que hoy, viernes, le permitirá dirigirse de nuevo a su público de Santander. Será por medio de un taller online, que lleva por título ‘Mi experiencia con un genio’ y que ha organizado la asociación Movimiento en Red.
«Antonio Gades fue una figura única e irrepetible en la danza española y el flamenco. Como bailarín y coreógrafo supo darle al flamenco una categoría y una estética inconmensurable. Creo que su obra y vida deben ser estudiadas por las nuevas generaciones de bailarines y cuantos deseen acercarse a esta gran personalidad de la danza», señala la
artista que en la actualidad reside y trabaja en Canarias. Desde allí explica que lo que más le marcó de este genio, durante los años en los que permaneció en su compañía, fue «su sentido de la disciplina y la obsesión por el trabajo bien hecho. También su sencillez personal una vez que abandonaba el personaje escénico y la coherencia de pensamiento que acompañó toda su vida y obra».
Para Yolanda González Sobrado, Gades «fue un renovador. Revolucionó el flamenco y dotó a este arte de una escala, un concepto y una técnica que sólo existía en el gran ballet clásico». También destaca su «talento innato y una fuerza interpretativa impactante. Así como su mirada, elegancia, sobriedad, seducción… Podría seguir. porque una vez entraba en el escenario no podías apartar la vista de él», asegura.
Y en cuanto a su experiencia junto a él durante más de una década, explica que «ha marcado mi vida profesional y personal porque Antonio Gades deja un sello y un estilo en cada uno de los que pasamos por su ballet. Han pasado años para valorar todo lo que aprendí a su lado, de lo que me enseñó. Siempre renegó de la palabra genio, decía que
el sudor era la única estrella. Su legado artístico y estar al lado de un trabajador de la cultura y un
referente de la vida intelectual y política de este país, durante años es algo que no se olvida».
Los orígenes
Pese a la lejanía geográfica, esta bailarina no pierde ninguna oportunidad para volver a su tierra aunque sea, como hoy, vía telemática. Se siente orgullosa de Cantabria de la que destaca «el buen nivel de enseñanza de sus academias y la creación de asociaciones de danza para el desarrollo y promoción de actividades, motores sin duda de apoyo
y mejora de condiciones para todos los que formamos parte de este sector cultural». Y como no olvida sus orígenes tiene, como siempre, buenas palabras para su primera profesora, Maribel Armengou: «Mi querida maestra a
la cual cada día le doy las gracias porque fue ella la que me enseñó el camino y mis primeros pasos. Con ella estudié la carrera de danza española y de esos años sólo tengo buenos recuerdos. Mi enseñanza y amor por el baile se lo debo a ella».
De la danza española, su especialidad, dice que la eligió porque los estudios «incluyen la especialidad en flamenco y una vez que vas acercándote a esta disciplina y conoces su música, el baile, el cante, la guitarra, ya no hay vuelta atrás, quedas totalmente absorbido no por un arte, que lo es, sino un modo de vivir, de poder expresarte con una libertad y un estilo que yo sólo lo he sentido con él».
Desde que salió de Santander la danza es «mi medio de comunicación, una profesión maravillosa donde tienes que trabajar duro y no pensar en ninguna estabilidad económica, pero a cambio vives experiencias irrepetibles. Bailar ante el público compensa cualquier otra dificultad y te da toda la emoción y la ilusión de ser cada día mejor que tú mismo», concluye.